lunes, 19 de noviembre de 2012

Dejarte Ir

Saber que tengo que dejarte ir no es algo que me resulte fácil de hacer y no es tanto olvidar lo vivido, el dolor reside en no poder olvidar lo sentido. Sentimientos que extraño tanto y en los cuales mi única referencia eres tú, tan puro como te recuerdo, tan nítido como aquellos sentimientos. Saber que debo dejarte ir, no es sencillo, saberte en el mismo lugar, tan cercano e intocable, tan poca cosa y tan cobarde, todo gira en tu presencia aun viva en mi cabeza, tus palabras aun tatuadas en mi existencia, dulzura que reniego con todas mis fuerzas. Quiero dejarte ir, créeme, te lo digo de corazón porque es él quien me suplica tu muerte definitiva, mientras mi mente, me juega pasadas y mis sentidos pierden su tranquilidad, esa electricidad que me das, las peores mariposas que he sentido, que me remontan a lo ya perdido y añorado. No puedo dejarte ir, porque aun hay algo de ti en mí, esa parte que aun tiene poder sobre mi y duele y se roba mis pensamientos si por un instante yo te veo. Me habrás dejado ir? Observarte día a día, con ese porte que te caracteriza, preguntándome si aun te provoco algo, a lo que tu enseguida me confirmas que ya me has olvidado. No he logrado descifrar que es lo que me duele más, mi debilidad, tu indiferencia o esas malditas mariposas, ahora tu vuelves como algo negativo a mí y por eso es que quiero y tengo que dejarte ir.